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Casi
un millar de Diablos, danzaron al compás de la música congo
y se apoderaron del histórico pueblo de Portobelo, en Colón.
El evento, el V Festival de Diablos y Congos de Portobelo,
una actividad que cada año cobra más auge, y este año
recibió el beneplácito de miles de asistentes, entre turistas
y panameños, que disfrutaron un espectáculo único.
Desde primeras
horas del día, los Congos se pasearon por las diferentes calles
del Portobelo, anunciando el gran evento. Haciendo sus tradicionales
burlas y mofas, danzaban para deleite del público, que poco a poco,
se aglutinaba en la ciudad del Cristo Negro, pero en esta ocasión,
para presenciar las danzas del Diablo.
La gran mayoría
ejecutaba sus bailes a cambio de algunas monedas, mientras que otros se
convirtieron en la inspiración de cientos de fotógrafos y
el atractivo de los turistas, con quienes posaban para un recuerdo.
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En tanto, las
filas para ingresar al Fuerte de San Jerónimo se hacían cada
vez más largas con público deseoso de presenciar el gran
eventos, mientras que otros disfrutaron de la comida típica de la
región y las artesanías a la venta en la Feria Artesanal,
Gastronómica y Agropecuaria, que se efectuó en el marco del
Festival de Diablos.
El Gran
Festival
Mediada la
tarde, empezaron a darse cita los protagonistas principales, los Diablos,
que con sus característicos colores, rojo y negro, fueron cautivando
al público que ya estaba dentro de las ruinas del fuerte para el
evento que, este año, se realizó en Homenaje a Celedonio
Molinar, histórico Diablo Mayor de Portobelo.
Por grupo se
fueron preparando en diferentes esquinas del Fuerte, para su salida, amenizados
de cantos y tonadas congos, con el que deleitaron al público con
sus “juegos” y bailes, característicos de esta cultura de nuestro
país.
Los había
de diferentes edades, pues desde los más mayores hasta los pequeñines,
preparaban movimientos y el sostén de sus grandes máscaras,
para hacer su mejor presentación al público.
Provenientes
de casi todos los sectores de la provincia de Colón, los Diablos
llegaron desde Santa Rita, desde Colón ciudad, de Nombre de Dios,
de Costa Abajo, y por supuesto, los de Portobelo, entre otros muchos lugares
más, para participar, especialmente, de este evento y ganarse el
aplauso del público asistente.
Las muestras
de satisfacción no se hicieron esperar, porque mientras los Diablos
hacían sus entradas, el público ovacionaba y se emocionaba,
mostrando su deleite con fotografías y aplausos.
El Fuerte, volvió
a quedarse pequeño, especialmente porque solamente se permitió
la entrada de 2,000 personas, pero el pueblo entero acogió a los
miles y miles de visitantes que esperaban, en las afueras, el recorrido
de los Diablos, para la segunda presentación que se realizó
en una tarima ubicada frente al parque central, en esta ocasión,
completamente gratis.
Vestimenta
Cada uno de
los Diablos, cuenta un mensaje, las máscaras están inspiradas
en animales, en diablos, demonios, brujas y hasta en personajes, pero todas
con su característica aterradora y desbordando arte.
Pero es que
la confección de cada una de estas máscaras, le puede tomar
a su artesano hasta 3 meses, dependiendo del tamaño y la estructura
de la misma, así como de los materiales que utilizan.
Entre los principales
materiales están el periódico, papel de aluminio, goma, y
mucha, pero mucha tela roja y negra, lo más llamativo de cada uno
de los disfraces.
Una de estas
máscaras tiene un valor que va desde los 50 dólares y alcanzan
cifras de hasta 900 dólares, dependiendo de cada confección,
el tamaño y la expresión diabólica y artística
que ofrezcan al público o a su comprador.
Las máscaras
de estos Diablos, se utilizan solo una vez, pro festival, pues para el
próximo, los bailadores y artesanos inician el proceso de confección
de una nueva, con la que buscarán ganar mayores aplausos y, porqué
no, un premio del festival.
Un pueblo
lleno
Así
se encontraba Portobelo este sábado 3 de marzo, casi igual que para
las festividades del Cristo Negro, a diferencia que en esta ocasión,
la fiesta era totalmente pagana y de tradiciones y costumbres, más
que religiosas, pues el público parecía disfrutar cada momento
de baile, de danza, de burla y también de comida y artesanía,
pues los puestos de venta se dispersaron por todas las calles y avenidas.
Finalmente,
el gran Festival de Diablos y Congos de Portobelo 2007, finalizó
con una serie de bailes y presentaciones populares, dando paso a otro tipo
de atracciones, que de ninguna manera superaron a la atracción principal,
los Diablos y Congos, una tradición que se resiste a morir.
El próximo
Festival, en su versión VI, será dentro de dos años,
y según han adelantado sus organizadores, será mucho más
espectacular.