Muchas veces pensamos que la solución
a estos problemas sexuales masculinos solo la tienen los hombres, pero
en realidad, afecta profundamente a los dos, por ello de las mujeres también
depende el ayudar a superar estos inpaces.
Alrededor de la disfunción sexual masculina
se teje todo un velo de vergüenza y misterio. El termino IMPOTENCIA
se ha venido manejando con connotaciones negativas y su uso ha llegado
a considerarse como un insulto. Se pide consejo en voz baja, se asiste
con mucho esfuerzo y pena a la consulta del terapeuta, a donde se llega
casi en forma secreta.
“No funciono”, “no sirvo para nada”, “no cumplo
como hombre”, “si no soluciono esto, que pasara”. Son solo unas pocas
frases con las que algunos pacientes “se presentan” al especialista.
Podemos definir un hombre impotente, cuando no puede
tener y mantener una erección con la rigidez necesaria para llevar
a cabo relaciones sexuales satisfactorias. Estas ocasiones fallidas
forman parte de la vida sexual masculina y siempre que sean esporádicas
no hay motivo para alarmarse, si se trata por el contrario de algo muy
frecuente, es grave y puede provocar problemas en la vida de una pareja
al no conseguir el clímax, ni el orgasmo una mujer.
La disfunción sexual por lo general la relacionamos
con la edad, y aunque es cierto que a medida que el hombre envejece necesita
una estimulación mayor, no debemos limitarlo a la edad avanzada.
Cualquier hombre, incluso el más fuerte y más viril, sin
importar la edad, puede experimentar algún episodio de impotencia.
La impotencia no tiene una sola causa, las causas
son numerosas y de variada índole, algunas se derivan de problemas
orgánicos y otras de perturbaciones psicológicas, en ocasiones
el estilo de vida del hombre o el estado de su relación amorosa
puede provocar la disfunción.
Las causas orgánicas más comunes de
la impotencia ocasional son: La fatiga, el estrés y las bebidas
alcohólicas. En el caso de que ésta sea permanente
se puede deber a enfermedades cardiovasculares, hormonales o neurológicas,
Diabetes, Operaciones de cáncer del recto, próstata o vejiga.
Entre las causas de origen psicológico más
comunes están: el tamaño del pene (casi todos tienen una
idea acera de la idoneidad de sus penes), temor a las mujeres agresivas,
miedo de no estar a la altura de una nueva compañera, temor a un
embarazo no deseado, temor a repetir fracasos anteriores. En cada
uno de estos casos, si un hombre piensa que va a fracasar probablemente
así sea, a menos que cuente con una pareja realmente muy activa
y apasionada que le pueda ayudar a superar su falta de seguridad.
Es muy importante que el hombre acepte su disfunción
y busque ayuda con un especialista, pues esta enfermedad tiene tratamiento,
aunque la solución no es mágica como algunos pretenden venderlo,
se cuenta con herramientas terapéuticas eficaces: medicamentos orales,
drogas intra cavernosas, sistemas de vacío, prótesis, terapia
sexual breve o psicoterapia en diversas modalidades.
El problema de impotencia conlleva para el hombre
un comportamiento depresivo y una desvalorización de si mismo; al
mismo tiempo su compañera siente miedo de no poder seducirlo de
nuevo.
Este tipo de problemas sexuales, con el tiempo pueden
llevar a la mujer a rechazar a su compañero para evitar los fracasos
repetitivos y los conflictos que se ocasionan en el seno de la pareja,
como en todo problema sexual, la ruptura de la comunicación que
inevitablemente se instala en la pareja, podrá con el tiempo ser
responsable de la separación.
El factor más importante para superar la
impotencia es tener una pareja interesada en colaborar, que se muestre
receptiva hacia este inpace y que desee ayudar y resolverlo.
Nunca debe pensar que su pareja espera de usted
hazañas sexuales, por el contrario concéntrese en tocarse,
jugar, hablar y darse placer mutuamente. No haga ningún esfuerzo
particular por tener una erección. Utilice el tiempo necesario
para que todo se dé naturalmente.
Si la erección se produce y desaparece, no
se precipite la siguiente ya está en camino, recuerde que es muy
enriquecedor y placentero el disfrutar con su pareja de los diferentes
juegos sexuales sin que su orgasmo sea el objetivo esperado. No trate
de forzar algo que se tiene que dar naturalmente, aunque si su problema
de impotencia es permanente, es importante que recurra a ayuda medica.
El afectado no debe alarmarse puesto que no se trata
de una pérdida definitiva de su deseo y capacidad sexual; es un
error pensar que la potencia sexual se expresa por la capacidad de lograr
una erección en cualquier momento, en cualquier lugar y cuando el
hombre lo decida. Un hombre impotente, pero con la suficiente confianza
en sí mismo como para ser un experto en caricias y juegos sexuales,
puede ser un amante perfecto.
Los hombres no son máquinas, no tienen que
poder con todas las mujeres, en todas las circunstancias y en todos los
momentos. La falta de atracción por la compañera sexual,
las situaciones de duelo, las preocupaciones, el temor al fracaso, la influencia
de las crisis sociales y económicas, entre otros factores, también
repercuten en el sexo masculino (como en el femenino). Aprender a
decir “no, hoy no lo deseo” es muy importante, no se es menos hombre por
eso y de esta manera se evita malos momentos y en algunos casos el inicio
de un trastorno sexual.
Si hay que sacar una conclusión sobre la
calidad sexual de una pareja, habría que decir que la paciencia
y compañerismo en las relaciones casi siempre son una buena solución
para poder disfrutar con mayor plenitud y menos problemas.
PARA EL HOMBRE
• Cuide y mantenga la salud sin posponer el tratamiento
de ninguna enfermedad.
• Evite el uso excesivo de alcohol.
• Equilibre el tabaco y el tiempo libre para evitar
el estrés.
• Establezca una buena relación con su pareja;
dedicar tiempo y cuidado para facilitar la intimidad sexual.
• Realice actividad deportiva, manténgase
en buenas condiciones físicas y en un peso normal.
• Tome sólo medicamentos recetados por un
doctor.
• Informe a su medico sobre cualquier cambio que
observe en su actividad sexual.
PARA LA MUJER
• Realice masajes y contactos suaves en los genitales
de su compañero, para así ayudarle a conseguir una estimulación
suficiente.
• Califique positivamente el comportamiento sexual
de su pareja si logra la penetración, aunque sea breve, para aumentar
su autoestima.
• El juego previo apasionado provoca casi siempre
una respuesta eréctil en el pene del varón.