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¿Me
gusta que me lleven o escojo dirigir el viaje?
Independientemente
de las preferencias de cada uno, en las relaciones sexuales, como en la
vida, se suele buscar el equilibrio.
Si sentimos
que damos más de lo que recibimos, nos sentimos frustrados, y si
es a la inversa culpables. Por eso, aunque en cada relación
puede existir un pacto, por el cual uno de los dos es el que predominantemente
inicia el juego sexual, en general se tiende a buscar la equidad.
Esperar a que
el otro adivine nuestros deseos y fantasías puede llegar a ser desmoralizador,
si asistimos a sus titubeos desorientados, mientras intenta acertar.
Aguardar
a que sea nuestro cómplice de cama el que siempre conquiste, o encienda
el deseo, nos coloca en un rol pasivo, y predispone a desmotivar al
compañero, al tiempo que anula nuestro derecho a expresar lo que
nos gusta.
Jose Gonzalez Photography
| +507 65202353
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Una mención
aparte merecen los casos en los que no se lleva la iniciativa, no por rutina
o desidia, sino por inhibición o pudor. Detrás de este
sentimiento se esconden pensamientos como "¿qué va a pensar
de mí?", relacionados con el temor a proponer cosas que puedan
resultar desagradables. Es importante considerar que incluso
cuando la pareja dice "NO" a nuestra sugerencia, rechaza la invitación
en sí, no a nosotros como amantes. Todo esto puede cambiar
si empezamos a ser activos en la seducción. La iniciativa
sexual nos hace implicarnos más, ejercitar la imaginación
y salir de la apatía sexual.
Todo esto puede
cambiar si empezamos a ser activos en la seducción. El intercambio
de roles aumenta la gratificación en la pareja. Es bueno ser
el receptor unas veces, el que se deja llevar, y otras el directivo, el
que guía y marca el ritual de atracción.
En el juego
amatorio los dos amantes son los que proponen y disponen.
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