El masaje es quizá la mejor
y más sencilla forma de relajar el cuerpo.
Establece una profunda comunicación entre
los cuerpos de las personas, respondiendo así a la necesidad más
básica de las relaciones interpersonales como es el intercambio
de afecto.
El ambiente debe ser relajante y distendido, con
iluminación suave, temperatura cálida y sonido ambiental
sin estridencias.Ambos participantes deben estar totalmente desnudos y
haber establecido una unión sentimental aunque no sea imprescindible
que lo consideren amor.
El comienzo es suave y aumenta progresivamente en
intensidad, presión y frecuencia. Puede aplicarse con las manos,
los dedos, los labios o incluso con todo el cuerpo, y es imprescindible
que se disponga de suficiente tiempo para permitir un acercamiento relajado
y sin presiones.
El masaje sexual debe establecer un equilibrio entre
los dos lados del cuerpo, evitando que la estimulación de uno de
ellos deje al otro a la espera de su parte. De lo contrario, el cerebro
recibe una señal diferente de las dos mitades del cuerpo.
El petting
El término petting define la práctica
sexual que persigue la estimulación sexual sin coito. De esta
forma se practican diferentes técnicas como los besos, la mutua
masturbación, las caricias, el sexo oral, etc; excepto la introducción
del pene en la vagina.
La mayor difusión del petting vino en los
años setenta como consecuencia de los estudios que Masters y Johnson
desarrollaron sobre la aplicación de esta técnica en disfunciones
sexuales como la anorgasmia, el vaginismo y la frigidez. En la actualidad
ha cobrado un nuevo auge como prevención del SIDA y otras enfermedades
venéreas.
La mujer no requiere una estimulación sexual
tan directa y centrada en los órganos genitales, la extensión
de sus zonas erógenas es mayor y su imaginación es más
amplia, por lo que este tipo de técnicas le resultan muy agradables.
En cambio el hombre tiene menos paciencia y una
urgencia pélvica que le predispone menos a relaciones sin penetración.
En cualquier caso, este tipo de relaciones no deben ser aceptadas siempre
como aconsejables.
El petting debe interpretarse como una forma más
de placer, sin suponer una negación de las ventajas del coito ni
un escape para evitar afrontar las represiones y los miedos ante la pérdida
de la virginidad o la penetración.