Pero cuando se
tiene pareja o amante regular, el bañarse en compañía
es algo que no solo nos deja bien limpios de cara al contacto físico
sino que lo estimula y le abre una nueva dimensión sensual.
Es algo para lo que al principio se pueden tener
reparos, por timidez, por lo nuevo de la experiencia, los propios complejos
acerca de nuestra persona y nuestro cuerpo, pero que una vez probado, puede
muy bien convertirse en práctica habitual. No te cortes en
recorrer el cuerpo de tu pareja, enjabona y déjate enjabonar, y
prodígate en esos gestos y caricias que sabes que le gustan.
El baño conjunto es un buen preparativo para
el sexo, que puede realizarse en la misma bañera o ducha, o en otro
lugar; es gracioso constatar como bañarse en pareja, visto científicamente,
debería suponer una ganancia de tiempo pues no hay dos baños
sino uno en común. Pero, una vez dentro, la atracción
y el sentimiento suelen alargar el proceso y llevarlo por derroteros más
íntimos. Visto así, bañarse en pareja también
puede servir de antídoto contra la rutina de la ducha rápida
y funcional.
Una buena ambientación siempre ayuda, teniendo
en cuenta los gustos de la pareja. Iluminación tenue con velas,
poner música para ambientar, llenar la bañera de espuma o
de burbujas, impregnar la estancia con sustancias aromáticas como
almizcle o esencia de rosas… No obstante, es importante respetar
los gustos del otro. Es posible que a la pareja no le guste lavar
su cuerpo en compañía, y es algo que debe aceptarse.
Pocas cosas hay más placenteras que sentir
como te masajean el cuero cabelludo mientras el agua y el jabón
corren por el pelo y por la piel, o dejar que te froten la espalda, un
lugar al que, en solitario, nos suele costar llegar con nuestros brazos.
Lo esencial es dejarse llevar, disfrutar del momento, sentir el agua caliente
y la espuma, y, sobretodo, comunicarse. Decirse lo que gusta y lo
que no gusta para pasárselo lo mejor posible.
Problemas sexuales como impotencia, frigidez, o
eyaculación precoz pueden combatirse mediante esta práctica,
explorando nuestros cuerpos y descubriendo zonas erógenas y placenteras
caricias que hasta ahora permanecían ocultas.