El deseo aparece
cuando no se conoce lo que está por venir. Descubrir el secreto
que se esconde debajo de los atuendos cotidianos es una invitación
al placer. Es tomarse vacaciones de la realidad, y dar lugar a las
fantasías.
Cuando se produce un encuentro con un desconocido
lo previsible queda absolutamente de lado, nada sabemos de ese otro: sólo
que nos resulta atractivo y nos provoca ese "extraño cosquilleo".
¿Quién pude negar la jovialidad que
imprime en nuestro ánimo sentirse deseado por la persona que nos
gusta? Se necesita un poco de suspenso, aceptar el desconocimiento de esa
"verdad" que será revelada en unos momentos.
Esperar con ansias el instante de la revelación,
de la experiencia mística de lo extraño.
¿Has practicado alguna vez sexo sin amor?
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