La importancia de las caricias
Antes que nada empiece acariciando senos, cuello, vientre, el interior de sus muslos. Si la mujer sigue sin excitarse, lubrifique su zona genital con saliva o un gel.
Comience con una estimulación de la zona genital. Frote suavemente con la mano sus labios mayores, efectuando un movimiento circular; luego pase al clítoris. Los labios mayores se abrirán naturalmente cuando ella empiece a estar excitada.
Sepárelos un poco más y frote los labios menores con la punta de los dedos, de arriba abajo. El movimiento, lento y suave, estimulará al clítoris, todavía recubierto con el capuchón. Con la punta de un dedo, efectue movimientos circulares alrededor del clítoris, continue luego con los labios menores. Deje que ella ponga su mano sobre la suya para guiarle e indicarle la velocidad y presión que ella desea.
Incluso lubricado, el clítoris es muy sensible. Una estimulación demasiado directa e intensa puede producir dolor. Concéntrese en el clítoris únicamente cuando ella esté al borde del orgasmo. Si no tiene las dos manos ocupadas, utilice la libre para acariciarle los senos.
No haga movimientos bruscos, ya que a pocas mujeres les gustan. Y lo más importante, mantenga siempre un ritmo regular. No le importe si ella intenta guiarle; no lo tome como una crítica, ella lo único que quiere es mostrarle lo que le gusta.
Colocando tres dedos en el clítoris y presionando con firmeza (pero no demasiado fuerte), y efectuando un movimiento circular y/o vibratorio. Nada le impide introducir un dedo en la vagina y luego, cuando ella se encuentre más excitada, otro. Primero introdúzcalos suavemente, luego más profundamente. El movimiento puede ser insistente, pero lento. Ahora bien, no introduzca de entrada los dedos en la vagina. Estimule antes los labios y el clítoris, lubrificando este último con las secreciones vaginales. Sigua estimulando el clítoris mientras la "penetra".
En lugar de utilizar los dedos, frote el clítoris contra la punta de su pene en erección.
El orgasmo
Cuando ella esté a punto de tener un orgasmo, sobre todo continue con la estimulación, como si nada pasara. Cuando llegue el orgasmo, reduzca un poco pero continue suavemente. Normalmente, se sienten unas contracciones musculares cada medio segundo. Dichas contracciones son más o menos intensas, dependiendo de la mujer. A veces son imperceptibles, lo que no impide que el orgasmo sea como tiene que ser. Cambiar de técnica bruscamente, en el momento en que ella estaba a punto de alcanzar el orgasmo, puede resultar muy frustrante. Y si se detiene en el momento crucial, el orgasmo puede ser menos intenso.
¿Y después? Después del orgasmo, la excitación y la sensibilidad dismimuyen mucho más lentamente en la mujer que en el hombre. Sea entonces muy tierno, continue acariciando su cuerpo, besándola: sus zonas estarán super sensibles... y sin duda, estará dispuesta a volver a empezar, pero esta vez, estimulando ella su pene.
De esta forma, esperamos que mejore el deseo sexual en ambos y logren satisfacerse mutuamente.
Fuente: sexualidad.123.hn