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Sexualidad
Zonas erógenas del hombre: las más sexys

Localizamos los puntos clave del cuerpo de un hombre y te enseñamos cómo estimularlos para que, lejos de hacerle pupa, le lleves al séptimo cielo.

Las zonas erógenas del hombre son bien conocidas, al menos, en un principio pero, en alguna ocasión,  se nos han presentado situaciones en las que no hemos sabido estimularlas. “¡Ay! ¿Pero qué estas haciendo? Uf, es que he sentido como un pellizco y, ya ves, se me ha bajado todo”. ¿Has oído alguna vez estas palabras o algo parecido de la boca de un hombre? ¿Aún no sabes cómo tocar las zonas erógenas masculinas? Pues aquí estamos nosotras para enseñárte a hacerlo. A partir de ahora ¡te orientarás como nadie en el mapa erótico de la entrepierna masculina.


Su zona erógena preferida

Dónde está: en el glande, la cabeza del pene, que tiene casi tantas terminaciones nerviosas como tu clítoris, por lo tanto es una de las zonas erógenas favoritas del hombre. Si lo estimulas como Dios manda, el chico se vuelve loco de placer; si le haces un tocamiento torpe, ve las estrellas. También tendrás que ocuparte del prepucio que, como dice la sexóloga y terapeuta Isabel Serrano, “protege al glande y lo mantiene lubricado”. Así que ¡manos a la obra!

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Cómo se estimula: agarra el pene. No, así no, que no es una escoba, con delicadeza. Una mano cubre la base y la otra empuña todo el pene menos el glande: de él se encarga tu lengua. Según va aumentando la erección, “el glande se hipersensibiliza y si lo sobreestimulas puede doler”, así que afila la lengua y rózalo como si fueras una viborilla. Ahora ponte encima de él y frota el glande con tus labios vaginales. Bien. Métete la punta y vuelve a sacarla. Mete-saca. Mete-saca. Así hasta que no puedas más y te dejes caer sobre el pene, comenzando el coito propiamente dicho.


Zonas erógenas del hombre que controlan la eyaculación

Dónde está: Abajo, en la base del pene. ¿Lo ves? Ok. Pues ahí dentro discurren “unos conductos que aumentan de volumen debido al incremento del flujo sanguíneo”, explica la sexóloga. O sea, que si lo tocas como es debido puedes controlar la eyaculación y conseguir que su erección dure y dure cual conejito de Duracell. Ah, no te olvides de retirar bien el prepucio para que realmente sea una de sus zonas erógenas preferidas.

Cómo se estimula: Haciendo un anillo con tus dedos, rodea la base del pene (en los burdeles orientales llaman a esto “la pinza birmana”). Con la otra mano, masturba suavemente el tronco, de arriba abajo. ¡Uf, estupendo! Si mantienes el pulgar y el índice apretando la base, aumentas el tamaño del pene, porque “la presión cierra las venas de retorno y la sangre se almacena en el glande”. Al cabo de un rato, ya puedes meter el pene en la vagina, pero... ¡quieta parada! A cuatro patas no. Ponte en misionero, que así puedes seguir apretando la parte baja y controlar su eyaculación. Cuando se aproxime el clímax, sólo tienes que soltar “el asunto” y disfrutar del orgasmo simultáneo. ¡Aaaaaaaaaaaah!


Sensibilidad pura

Dónde está: Pues nosotros juraríamos que esta es una de las zonas erógenas del hombre que está en la lengua, fíjate qué despiste, pero la Dra. Serrano nos sopla que “es la zona de piel que se extiende desde el prepucio hasta el glande”. Es esa pielecilla que permite que el “capuchón” del pene recubra el glande y que tú puedas subir y bajar la piel para divertirte. Aquí también confluyen gran cantidad de nervios, así que si lo tratas bien le puedes dar grandes alegrías a su dueño: el tío.

Cómo se estimula: Antes de meterle mano, escuchemos la voz de nuestra supersexóloga: “la piel del frenillo es finísima, por lo que hay que evitar movimientos bruscos que lo dañen”. Avisada quedas porque, si se rompe, el frenillo sangra más que la cabeza del caballo del Padrino y te pondrá la cama hecha un Cristo. Así que masturba el pene con tacto y con el dedo índice acaricia el frenillo en circulitos, armonizando su movimiento con “el de la mano que mece la cola”. Así, así... ¡Fantástico! Remata la faena con una actuación a cuatro patas: es la postura ideal para estimular el frenillo con las paredes de tu vagina y que él estimule tu punto G y tu clítoris.


Fuente: cosmohispano.com