Volcán Barú: En el techo de Panamá
Dirigiendose hacia el occidente de Panamá, un entusiasta grupo emprende una de las mas exigentes aventuras que el suelo panameño puede ofrecer; y es que cuando se trata de actividades extremas, escalar el Volcán Barú debe encabezar la lista de todo excursionista. Con la llegada del verano inicia la temporada de grandes excursiones y aventuras donde grupos de amigos se organizan, mientras otros se unen a equipos de excursionismo de experiencia con el único objetivo de vencer a la montaña y alcanzar el punto mas alto de Panamá; que con sus 3,475 m.s.n.m. llena de orgullo a los nacionales y es uno de los principales atractivos y retos centroamericanos de conquista para experimentados excursionistas y practicantes del “Trekking”.
Debido a su geografía accidentada es una montaña poco benevolente y peligrosa en algunos puntos del trayecto hacia la cumbre. También son muchas las historias de leyendas y extravíos que se cuentan de este gigante de la naturaleza, siendo algunas ciertas y otras no, pero el secreto está en hacer las cosas correctamente y seguir las instrucciones. Pero suman más las inumerables historias de satisfacción y orgullo de aquellos que han realizado este especial ascenso y han llegado hasta su famosa cruz en la cima; un punto donde casi puedes tocar el cielo, observar ambos océanos, presenciar la mejor salida del Sol y el atardecer mas impresionante, y hasta ver parte de de la circunferencia de la Tierra.
Estar en el techo de Panamá (como también se le conoce), es un punto al que todos debemos llegar, y es que desde que inicias hasta que llegas a la cima, te encuentras con vistas únicas, sobre una ruta labrada por un conjunto de parajes desarrollados por la evolución ocurrida después de antiguas erupciones que guarda nuestro volcán en su historia, donde llegas a escuchar a la fauna que te paraliza en el momento, recordandote que eres tú el intruso y que debemos respetar las leyes de la montaña y a sus habitantes.
Pasarás las ocho horas de ascenso mas fascinantes y extenuantes que podras experimentar, entrarás en un exilio personal, en el aprenderás a valorar y aceptar la verdad de la naturaleza, esa que ignoramos inconscientemente en nuestra diaria y rutinaria vida citadina.